Rafael Fernández Hernández, “De los orígenes al siglo XIX”, en ¿Bajo el volcán?, Revista La Página, nº 76, La Página Ediciones, Santa Cruz de Tenerife, 1989, páginas 29-30.
Como muchos estudiosos de la literatura de las Islas, cabría interrogarse sobre los productos literarios que se han producido en ellas, ya sean generados por insulares o bien por quienes han elegido lo insular canario como objeto de sus trabajos o inspiración de la obra creativa, tanto en prosa como en verso, bien en el núcleo de cualesquiera reflexiones sobre lo canario. ¿Qué es lo canario? O bien ¿Qué es la canariedad? Además del componente geográfico, eso que podemos llamar canariedad queda definido por otros rasgos, como han precisado contemporáneamente distintos estudiosos, desde Ángel Valbuena Prat (Algunos aspectos de la moderna lírica canaria e Historia de la poesía canaria: cosmopolitismo, intimidad, aislamiento y sentimiento del mar) hasta Domingo Pérez Minik, María Rosa Alonso y Eugenio Padorno, o desde Andrés Sánchez Robayna y Juan José Delgado hasta Jesús Páez. Además de las sugerentes interpretaciones de Sánchez Robayna para la poesía canaria, definida como «una unidad de sentido determinada por los caracteres geográficos, sociales, históricos, políticos y culturales de Canarias, y configurada en una tradición (no aislada ni excluyente) que comprende determinados mitos y constantes» (Sánchez Robayna, Museo Atlántico, 1983), y de Juan José Delgado para la narrativa, espoleada ésta por los avatares del regionalismo canario, «La realidad insular se muestra de manera objetiva, pero hay una conciencia, un habitante que habita en la isla. Ella lo marca, pero, a su vez, el reducto insular no sólo remite a un territorio geográfico; existe una conciencia que habita en ella y que vive, piensa, siente» [«Cronotopos de la insularidad», en Por lugares de la modernidad literaria, 2008], Jesús Páez la proyecta a todo el dominio de la literatura de las Islas, con los siguientes considerandos, a partir de los cuales el profesor de la ULPGC no pretende cerrar la discusión sobre estas cuestiones propedéuticas del ser de la literatura del Archipiélago, sino establecer las bases por donde debería discurrir ese debate. Así pues, dentro del sentido histórico y esencial de que está revestida, considera literatura canaria aquella que está elaborada desde las Islas, que es creadora de una tradición intrínseca, de una historia en la que se evidencian la vocación hispana, atlántica y universalista, con lo cual formula los siguientes basamentos sobre los que esa literatura ha ido construyéndose:
1.- La literatura de las islas Canarias se inserta en la tradición clásica de Occidente.
2.- Su escritura se desenvuelve en principio y como norma general bajo una actitud y condición mimética respecto de la literatura peninsular y desde una vocación hispana.
3.- Posteriormente manifiesta en los avatares del siglo XVIII o Ilustrado una vocación atlántica y universalista.
4.- Los movimientos ideológico-artísticos del pasado siglo, desde el espíritu del Volk romántico –lo está presente en el pueblo o la nación–, alientan y propician un cambio de signo: la cosmovisión propiamente canaria. [Literatura canaria: Hacia una definición, 2007]
Sirvan estas breves consideraciones como aproximación a la noción de lo que comúnmente llamamos Literatura Canaria.