En la isla de Fuerteventura el ganado camellar fue muy abundante. Un gran número de ellos permanecían sueltos y otros domesticados por su dueño. Ayudaba en las tareas agrícolas y era un buen medio de transporte. Era animal de tiro, para arar, trillar, mover las norias y los molinos de las tahona, transportar mercancías y productos. También su carne surtía los mercados de la isla, su leche y grasa de la joroba eran un remedio medicinal y su piel se utilizaba para confeccionar prendas de vestir, en especial calzado. Con su pelo se tejían chaquetas y su estiércol era un buen abono para la tierra.
Fue tanto el número de camellos que existió en Fuerteventura que en contadas ocasiones eran exportados a otras islas e incluso al cercano continente africano.