El siglo XIX será recordado, en cuanto a monocultivos, como el siglo de la cochinilla, un insecto que se cría en las tuneras ?chumberas-, y del que se extrae un tinte llamado carmín. En esta época las Islas se llenan con esta especie vegetal traída de América.
Como el resto de monocultivos, tras un periodo de tiempo finalizó su apogeo debido a diferentes causas, como la aparición en el mercado de las anilinas -tintes sintéticos derivados del amoniaco-. Hoy las pencas aún permanecen en el paisaje cubriendo parcelas abandonadas y el bordes de los caminos, testigo de aquel pasado origen de fortuna de agricultores y comerciantes.