El nombre de esta abrigada playa de la costa norte de Tenerife se debe a la aparición de la imagen de San Marcos (patrón de la localidad) que se venera en el templo parroquial ubicado en el casco urbano del municipio.
Según el historiador canario Núñez de la Peña, el hallazgo se produjo durante la conquista de la Isla, apareciendo en una cueva próxima a este núcleo costero. Fue además refugio de barcos ante las tormentas y lugar estratégico para el comercio colonial (madera) y la construcción de navíos al servicio del Rey y de la Real Armada.
Su antigua muralla sirvió para la defensa y lucha contra los ataques de piratas y corsarios durante varios siglos.