A pesar de que Tacoronte fue uno de los municipios norteños que mayores avances tuvo en cuanto a su crecimiento urbano, siempre presentó una clara identidad rural que se plasmaba en los modos de vida de las personas, ligadas a la tierra y a un poblamiento que se centraba sobre todo en las medianías, pero también en otros ámbitos del municipio, como la zona de montes. Sin embargo, hoy en día, la impronta rural y el suelo rústico han ido desapareciendo paulatinamente, sobre todo en los entornos de medianías, allí donde mayor es la concentración urbana.
Del mismo modo, aparece un cambio en lo que respecta a la distribución en la medida que tanto la Comarca como el propio municipio se caracteriza por tener un poblamiento más disperso y repartido, en donde, a pesar de que se mantengan los núcleos tradicionales de asentamiento en las medianías, tiene lugar un mayor predominio de las viviendas de autoconstrucción, así como de los chalets o de las antiguas casonas, demostrando una clara expansión del continuo urbano. De igual manera, algunas viviendas y los apartamentos se reparten sobre todo en la zona costera, en donde se distribuyen más o menos separados, agrupándose en lugares como Mesa del Mar o El Pris. De hecho, resulta evidente como desde la Carretera General hacia la costa se asientan una serie de urbanizaciones, en algunas ocasiones consideradas segundas residencias, que han experimentado un vertiginoso crecimiento en los últimos años, ocupando terrenos dedicados tradicionalmente a la agricultura, evidenciando así que el espacio ha cambiado en buena parte sus funciones de siempre. Asimismo, muchos habitantes tienen, a día de hoy, un oficio que se aleja en buena medida de la agricultura.
En cualquier caso, es destacable la impronta agrícola en los entornos más elevados del municipio, desde las medianías altas, destacando localidades como Agua García y Barranco de las Lajas, en donde aún sigue existiendo una importante práctica agro-ganadera y un poblamiento menos hostil con el paisaje. Todo ello aparece bien representado en las distintas fincas de cultivo que se abren a partir de la cota de 700 metros. Del mismo modo, es preciso señalar la importancia que tiene el cultivo de la vid, sin lugar a dudas el producto agrícola más explotado y el que mejores resultados ofrece. La viticultura, muy extendida en las últimas décadas, ha permitido asegurar una cierta bonanza económica del municipio (y también de la Comarca) a través de la marca Tacoronte- Acentejo. Pero más allá de los beneficios económicos que genera al sector, el verde de las viñas evidencia, como pocas otras cosas, el papel de la agricultura y de un paisaje con tintes rurales dentro del municipio Tacoronte.
Fabio Alberto Correa Plasencia