A finales de 1985 se celebró la exposición de Arquitectura en Canarias, donde los arquitectos canarios quería dar a conocer el tipo de actividad arquitectónica que se estaba llevando a cabo en las islas. Las numerosas charlas y coloquios que se generaron dieron lugar a la redacción de un manifiesto por parte de la Comisión de Cultura de Delegación de Tenerife del COAC.

El manifiesto decía así:

• Denunciamos la destrucción progresiva del escaso territorio disponible en estas islas, así como la deformación de su paisaje, inermes como estamos frente a los fuertes procesos especulativos que, tanto desde dentro como desde fuera, nos imponen los detentores del poder y la riqueza a través de la parafernalia jurídica y técnica a su disposición.
• Deploramos la desaparición paulatina de nuestro patrimonio construido, entendido en su sentido históricos y cultural, fruto en gran medida de la incomprensión de los valores que en sí mismo representa, como legado en el que se reconoce nuestro pasado y como referencia y ejemplo para afrontar los problemas futuros y por ende fruto del excesivo afán proteccionista al que asistimos actualmente que impide toda intervención para su salvaguarda.
• Estamos en contra de la tergiversación de nuestra cultura arquitectónica como argumento para la venta bajo el epíteto ‘canario’, de tanta mala construcción como se está haciendo y de las que las grades urbanizaciones de nuestras zonas turísticas son preclaro ejemplo donde el exotismo de los propios enmascara el más trivial enriquecimiento y la ausencia de ideas que favorezcan la arquitectura.
• Reprobamos por tanto, el sometimiento que nuestros dirigentes y autoridades manifiestan frente a la transformación masiva de las ciudades y del territorio del archipiélago en nombre del progreso turístico y la generación de empleo, incapaces de abordar políticas que conduzcan al establecimiento de una planificación ordenada del crecimiento urbano, salvaguarde nuestra historia formal y conduzca en definitiva, a la apertura de vías verdaderamente renovadoras de nuestra cultura.
• Queremos que la arquitectura sea entendida más como un fenómeno cultural inmerso en la reflexión sobre los problemas que la sociedad canarias demanda resolver, que la drados, cuyo máximo objetivo estético sea la copia o el pastiche de las formas de la arquitectura vernácula o internacional.
• Pretendemos resolver los problemas arquitectónicos partiendo de una comprensión ámplia sobre las condiciones bajo las cuales los hechos construídos se han venido realizando en Canarias, mediante el análisis de los lugares en los que se implantan los edificios, la valoración de nuestras peculiares condiciones topográficas y climáticas, así como la referencia a las razones económicas y culturales que han motivado los recursos y soluciones construcctivas que a lo largo de nuestra corta historia se han producido.
• Propugnamos una mayor investigación sobre la peculiaridades y condicionesntes específicas de la Arquitectura que en Canarias se ha realizado y se realiza, desde los campos de la historiografía, las tecnologías de la contrucción y de la urbanística, lo que nos permitirá dispones de instrumentos y métodos más adecuados para resolver los problemas a los que nos debemos enfrentar.
• Apoyamos la difusión de la mejor Arquitectura que se está haciendo en el Archipiélago, valorada fundamentalmente por sus aportaciones a la renovación y superación de las condiciones de nuestro hábitat, al objeto de propiciar una mejora en la calidad de vida y desarrollo de nuestra cultura.
• Y ante todo, asumimos una posición realista sobre las posibilidades económicas y culturales de nuestro entorno, lo que nos obliga a adoptar una actitud humilde, la de artesanos de los nuevo espacios en que se desarrollará la vida. No son obras geniales lo que se necesita, sino simplemente obras ejecutadas correctamente.

Manifiesto por una arquitectura del lugar. Comisión de Cultura de la Delegación de Tenerife del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias. Revista Basa nº5. 1987. págs 71-72.