Entre las fuertes naves que en el puerto
De Manzanillo enarboló bandera,
Fue la del bravo capitán Gilberto,
Francés ilustres, señor de la Ponfiera.
Este maldito tuvo aviso cierto
Como el Pastor de Dios llegado era
A Yara, rico hato y abundante,
Que está seis leguas de la mar distante.
Sabido aquesto, fabricó en su pecho
Prender a nuestro ilustre Altamirano,
Pospuesto ya el temor por su provecho
Y aun el castigo de la eterna mano.
Resuelto, pues, a tal infando hecho
Contra nuestro pontífice cristiano,
Arma veinte y seis mílites valientes,
Poniéndoles divisas diferentes.
[De Canto I de Espejo de paciencia]