La tostadora se calienta enseguida en poco más de diez minutos y a partir de ahí ya se le puede echar el grano a rodar por su tambor interior, el cual sale a gran velocidad. El grano se echa crudo la primera vez, pero hay que repetir varias veces para que se vaya cocinando bien. El millo sufre una transformación sometido al calor que va más allá de su evidente color tostado: al salir de la tostadora y caer en la cuartilla, aparece floreado, a lo cual se le denomina cotufas o flor de millo.
¿Cómo se actúa?
Primero. A la tostadora. El molinero vierte el grano sobre la tolva de la tostadora, siendo en este caso millo ya floreado pero que necesita pasar otra vez por el fuego.
Segundo. Con ayuda de un hierrito, el empleado del molinero retira los últimos granos tostados que quedan en la salida de la tostadora.
Tercero. La cuartilla con el millo recién tostado se vierte sobre el tablero para que se enfríe poco a poco.
Cuarto. Posteriormente se pasa por la criba. Con una zaranda hay que cribar el millo tostado, para retirar algún grano quemado que pueda haber.
Quinto. Al día siguiente el grano (millo tostado y en flor) se convierte en gofio entre las piedras del molino.
Sexto. El gofio se almacena en sus distintas variedades en la tienda del molino para ser luego despachado al peso y ofrecido a los distintos clientes que previamente han acudido al molino.
Fuente: Yuri Millares en la revista digital Pella de Gofio
http://www.pellagofio.com/?q=node/115