La insuficiencia de agua y la dureza del territorio volcánico agudizaron el ingenio de la población local. De esta manera, los materiales volcánicos como la piedra pómez fueron utilizados, y lo siguen siendo, por su excelente capacidad para retener la humedad. Esto se consigue cubriendo las huertas de una capa, más o menos gruesa, de piedra pómez, que permite retener la humedad durante la noche y mantener la tierra mojada durante el día. Con ello se consiguen buenos rendimientos en las cosechas, principalmente papas.
En la actualidad muchas de las tierras no sólo del municipio sino de toda la vertiente sur de las isla de Tenerife, se cubren de este material volcánico, dando al paisaje agrario un tono blanco muy especial y único.