La cuenca de Tejeda es el resultado del colapso de un antiguo edificio sálico hace unos 14 millones de años –, después de intensas emisiones de ignimbritas que llegaron a cubrir casi toda la Isla. La caldera se fue luego llenando de materiales más modernos que ocultaron sus verdaderas paredes, aunque todavía puede seguirse el borde original de la primitiva estructura gracias al contraste entre el color rojizo de oxidación de las ignimbritas y de las traquitas que la llenaron. Este contraste refleja la existencia de una capa guía desde el Barranco de Mogán hasta el de Agaete, constituidas por bandas de tobas vítreas que han ido adquiriendo intensos colores amarillos y verde-azulados debido a cierta actividad hidrotermal, por lo que localmente se conoce como ‘los azulejos’. De esta forma se sabe que la caldera tenía, en un principio, unos 20 km de diámetro, el doble de su dimensión actual.
Tras el hundimiento hubo múltiples erupciones fisurales que originaron una red de diques con disposición cónica en torno a un foco magmático poco profundo en el centro de la caldera. Estas estructuras circulares aparecen regularmente asociadas a la formación de calderas de hundimiento, pero pocas veces se manifiestan con la claridad que lo hacen en Tejeda. El resultado es denominado por los geólogos como ‘cone sheet’, uno de los rasgos importantes de este lugar que ha contribuido a la declaración de Espacio Natural Protegido.