TRAS EL RÍO DE LOS CEDROS...Tras del río de los cedros,
el buen Jesús se salía,
con pavor y gran tristeza,
a orar, como soler hacía,
en el huerto.
Postrado sobre su rostro,
ante el Padre se ponía.
Con suspiros entrañables,
estas palabras le decía
en el huerto.
“Padre mío, si mi muerte
excusar no se podía,
hágase perfectamente
tu voluntad, no la mía,”
en el huerto.
[De En el huerto]
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