Existen dos edificios relevantes en la historia moderna de la arquitectura canaria: las iglesias de la Concepción de La Orotava y la de San Francisco de Borja en Las Palmas de Gran Canaria. Estos templos representan dos casos atípicos de ruptura con el esquema de la arquitectura tradicional imperante, ya que optan por las formas del barroco italiano.

La pequeña iglesia de San Francisco de Borja fue levantada por la Compañía del Jesús, que había llegado a Canarias en el siglo XVII. Esta orden era ideológicamente más renovadora que las otras, por lo que también trajo consigo nuevas formas arquitectónicas e ingenieros militares propios. El modelo se basaba en su templo romano de Il Gesú: planta de cruz latina de una sola nave, cubierta de bóveda cañón en el interior, cúpula en el crucero y fachada de base clásica. La iglesia jesuita de Gran Canaria plasmó este inusual modelo, en un edificio planificado por P. Vicentelo que comenzó su construcción en 1722. La dirección y supervisión de la obra se deben, no obstante, al ingeniero Francisco de la Pierre.

Posee también planta de cruz latina, y su única nave inicial se convierte prácticamente en tres, ya que las capillas que están a ambos lados de la nave central, se encuentran comunicadas entre sí por vanos en los muros, lo que crea un espacio longitudinal que desemboca en el crucero. No obstante, la longitud de la nave es muy corta, ya que sólo tiene dos tramos y el bajocoro.

Su fachada es completamente de cantería oscura. Lo más llamativo es que la portada está flanqueada por columnas torsas o salomónicas, y rematada por un frontón partido, al más puro estilo barroco.

La iglesia de Nª Sra. de la Concepción, en la Orotava, también está relacionada con la Compañía del Jesús. Autores como fraga González afirman que la iglesia abovedada que habían construido los jesuitas en Taoro, pudo haber influido en la elección de este tipo de cubierta para el nuevo templo. Desgraciadamente, esta iglesia seminal fue destruida por el incendio de 1841.

Iglesia Nª Sra. de la Concepción, La Orotava. (AOR)

Al tratarse de un edificio excepcional, su construcción fue un proceso largo y complejo, con numerosos avatares sobre los planos, los diferentes arquitectos y los maestro locales. Pero realmente, lo más importante, es el resultado final. Y es que, esta iglesia “es, sin duda, el mejor ejemplo de la arquitectura religiosa de estilo barroco levantada en Canarias” .

Su presenta resulta absolutamente atípica para una iglesia en las Islas. En primer lugar porque sus tres naves no arrancan del mismo punto, a modo de pantalla, sino que presenta una forma poligonal, con las dos laterales delineadas hacia atrás. Y tras ellas, se sitúan las dos torres.

Resulta muy difícil observar el frente de todos estos elementos, ya las propias naves laterales tapan en parte las torres. La cornisa de la fachada es una serpentina de curvas y contracurvas. La portada de piedra también establece un juego de líneas curvas, sobre todo en el empate de las pilastras de la planta baja con la alta (más estrechas).

El interior es más amplio y diáfana que el de San Francisco de Borja, ya que aquí si aparecen tres naves completas, de la misma altura, y comunicadas por arcos de medio punto sobre columnas. El cierre del crucero, como en la de los jesuitas, es por cúpula de media naranja. En definitiva, en todo el conjunto se manifiesta una cuidad ejecución.