Como hemos visto, Tacoronte se mueve en un territorio en donde la conservación del paisaje natural y el desarrollo de las actividades económicas en un entorno urbano entran en conflicto. Así, si bien en la costa y en los entornos más elevados existen espacios conservados con altos valores naturales, no cabe duda que el resto del espacio se ha dibujado con la distintas vías de comunicación, viviendas e infraestructuras urbanas que se abren creando un continuo urbano que parte de las principales carreteras municipales. Pese a ello, no cabe duda de que gran parte del terreno se corresponde con campos de cultivo de cereales, hortalizas y viñas y otros componentes rurales que otorgan un verde al paisaje que no se debe desdeñar. De igual manera, la apariencia física del espacio urbano, a pesar de que se encuentre en desarrollo y se la catalogue como una "pequeña ciudad", esta está muy lejos de conformar una urbe de gran tamaño, con edificios que rompan el paisaje, ya que más bien da lugar a pequeñas casas, edificios y comercios que no crean un impacto visual de importancia, especialmente si se le compara con otros espacios de la Isla.
Por otro lado, a pesar de esta reducción del patrimonio natural original, no hay duda de que en las zonas altas (Agua García, Barranco de Las Lajas y Campo de Golf) hay un mayor protagonismo del paisaje natural, mientras que los barrancos que surcan el municipio, los cuales nunca han sucumbido ante las presiones urbanas, siguen poniendo de relieve el papel que tienen dentro de la naturaleza