San Juan de la Rambla es posiblemente uno de los municipios de Tenerife que lleva con mayor armonía el diálogo población-naturaleza, en la medida que el ordenamiento urbano no parece romper con la topografía ni con los espacios más plenamente naturales. Esto se debe a que tradicionalmente ha existido una explotación de los recursos en base a la práctica agrícola y ganadera, por lo que el territorio no sufre impactos derivados de la existencia de grandes infraestructuras, a pesar del gran auge urbanístico de las medianías del municipio en las últimas décadas.
Por otro lado, buena parte de los atractivos turísticos que atesora el municipio están relacionado directamente con el propio medio natural, como lo es la red de senderos o el Charco de las Lajas. En resumen se podría decir que San Juan de la Rambla, merced a su singular topografía, a su altitud en donde se aprecian prácticamente todos los pisos de vegetación, a la presencia del destacado Barranco de Ruiz y al modo de vida de sus pobladores, mantiene el espíritu de épocas pasadas, dando lugar a un paisaje rural con bellos rincones en donde se contempla la riqueza natural de la comarca de Icod.