El Barranco de Azuaje (llamado antiguamente ‘de Guadalupe’) debe su nombre a Don Francisco de Azuaje, regidor y dueño de un ingenio azucarero en la zona. En 1868, ya funcionaban los baños curativos en el lecho del barranco. Los primeros turistas de la Isla eran gente adinerada del norte de Europa, que llegaban aquí para disfrutar del clima templado y de las bondades del agua que, según parece, poseen un alto valor curativo. En 1924 es cuando el balneario recibe la primera visita de un inspector insular de Sanidad, momento en el que ya sus aguas gozaban de fama internacional.
En 1929, cuando el hotel-balneario contaba con 30 plazas, la pensión completa máxima costaba 12 pesetas, el desayuno 2 pesetas y el almuerzo 6 pesetas. Tras finalizar la Guerra Civil, debido al periodo autárquico, entró en crisis y fue abandonado.
El Gobierno de Canarias aprobó en 2003 una subvención para la ejecución del proyecto de "Restauración del Manantial de Fuente Santa y Balneario en el Barranco de Azuaje", para la recuperación ambiental del Barranco de Azuaje.