Cuando los reyes recibían quejas de sus gobernadores u otros cargos en el desempeño de su función nombraban a un juez de residencia o pesquisidor, quien sometía al sospechoso a un juicio. Por lo general el juez, persona que ocupaba un cargo de igual o superior categoría, presentaba una serie de cargos en contra del acusado y éste se defendía por medio de un licenciado o bachiller, persona entendida en leyes.
El siguiente fragmento puede servir de ejemplo de cómo el defensor de Alonso Fernández de Lugo rebate las acusaciones que le hace el juez de residencia, por los cargos de los que acusa a su difunta mujer. Es preciso tener presente que el Adelantado enviudó de una primera esposa, con la que tuvo tres hijos. Luego en un viaje que hizo a la Gomera casó en segundas nupcias con Beatriz de Bobadilla, viuda del Conde de la isla. Ella muere años después en un viaje hecho a la Corte. En el juicio de residencia hecho ya muerta su mujer se le acusa de graves abusos cometidos por su extinta esposa en el gobierno de La Gomera
"... menos se le debe de imputar culpa ni cargo alguno al dicho señor Adelantado ni parte en lo que algunos testigos quieren decir que había dejado poder a la señora Bobadilla, que santa gloria haya, su mujer legítima..., para que pudiera gobernar esta dicha isla..., porque en caso que le hubiera dado el dicho poder, aquello sería y fue porque el dicho Sr. Adelantado, mi parte, por mandado de su Alteza, había pasado en las partes de Berbería a hacer edificar ciertas fortalezas... y no era inconveniente dar y dejar poder, en nombre de sus Altezas, a la dicha señora doña Beatriz de Bobadilla..., por ser como era muy noble mujer y muy discreta y criada de sus Altezas y experta en judicatura, y señora de las islas de la Gomera y El Hierro y ser persona tal que lo podía y sabía muy bien hacer, y aún a las tales personas aunque sean mujeres el derecho no lo prohíbe, antes lo permite... En caso que hubiesen mandado castrar a Baltasar Tamborino, aunque aquello no se comprueba... en aquello habría hecho y administrado justicia, porque el dicho Baltasar Tamborino habría dormido carnalmente con una muchacha de edad de cuatro o cinco años... por el cual exceso habría merecido muerte... y menos se le puede imputar culpa de haber mandado acotar a Francisco de Pina, sillero... por haber hurtado, como hurtó, cierta cantidad de orchilla [con la que] daba color a las sillas que hacía..."