“El problema de la vivienda en Canarias presentaba caracteres de gravedad, y muy especialmente en las principales poblaciones donde, como es sabido por todos, son innumerables las familias que habitan en completa promiscuidad de sexos, en inmundas cuevas y “ciudadelas”, por lo que el Mando Económico afrontó este problema dentro de sus posibilidades, construyendo […] barriadas […], en cuya obra sustentó el criterio de alojar a las familias humildes en casas alegres y confortables, dotando a cada barriada de las necesidades propias de cada familia, como son: mercado, grupo escolar, tienda, comercio, Iglesia, etc. y con alojamientos para los maestros y sacerdotes, para que la conveniencia de éstos contribuyese a la mejor formación del moral de sus habitantes.
Con tal criterio, se construyeron las casas con 2, 3 y 4 dormitorios, comedor, cocina, ducha y demás servicios higiénicos, además de un corral en cada casa, donde la familia pudiera tener los animales necesarios para su alimentación, oscilando los alquileres entre 15 y 55 pesetas.”
Capítulo XV de la Memoria de la labor realizada por el Mando Económico
del Archipiélago entre agosto de 1941 y febrero de 1946.